miércoles, 8 de julio de 2020

M A P A S


                                                      the MAmas & the paPAS


Cuentan los etimólogos que el término “mapa” proviene del sustantivo latino “mappa”, que significa pañuelo, paño, lienzo; y se atribuye soporte donde se realizaban las siluetas y los contornos de un territorio. En él se representarían elementos de ubicación, como el perímetro de costas, las siluetas de las cordilleras y valles o, los trazados de los ríos y barrancos, nombres de poblaciones, etc. Suponía una herramienta con la cual obtener el control del suelo, del territorio que se dominaba: una apropiación de la tierra que tentaba al hombre a administrarse un poder cercano al de Dios.
El recién nacido comenzará su exploración particular estableciendo un contacto con “su” territorio. Un conocimiento del hábitat que irá desarrollando en complicidad con los elementos que va encontrando más allá de los confines de la cuna; explorando el suelo, el mobiliario y los objetos, los muros y techo de su habitación. Si durante su gestación habitó en una burbuja de líquido amniótico, asimilando un mapa ele-mental, en el que su “yo” mutante le situaba en el centro de coordenadas; será, desde el instante de su alumbramiento, cuando comienza la verdadera concepción de un nuevo mapa que irá configurándose hasta el día de su fallecimiento. El traspaso voluntario de una infinidad de puertas que le irán dando paso a próximas dimensiones, harán del acto de vivir una ininterrumpida exploración. 
Encontramos una curiosa familiaridad entre el sustantivo placenta y el verbo placer que no es nada caprichosa; y podemos extender la familia con términos como: complaciente, complacido, placebo,.., placiente,..; incluso, el término “paciente” , que hace pensar en una espera relajada, ajena a ansiedades que nos escenifica cierto ambiente “placentero”. Son términos, todos ellos amables, que argumentan la unidad entre el niño y la madre. Se puede hacer un símil atribuyendo a la madre la extensión a una segunda esfera del conocimiento, siendo la placenta la primera de las esferas. 
El placer es aquel instrumento que nos impulsa a atravesar esa primera puerta de acceso a una siguiente esfera, una nueva placenta, un salto a otro nivel territorial, un nuevo mapa en la vida de un ser explorador.

El el transcurrir de la vida, se da un momento en que el bebé adquiere conciencia de su propio YO. No tardará en averiguar que, además de él, existen otros “yoes”, que son los “túes”. Inicia así el bebé, un nuevo mapa mental que le llevará un tiempo en aprender a abstraer y codificar como propio; al tiempo que deberá aprender también a interpretar los mapas de los otros “túes”. 
Un mapa inicial que irá desarrollándose hasta que el individuo logre ponerse en pié: elevando su punto de vista, experimentando la visión cenital que le ofrecerá un territorio desconocido hasta ese momento. Un panorama nuevo que tendrá que ir anotando, rectificando y corrigiendo en su propia mente. El objetivo en su evolución, no es otro que generar un nuevo mapa que le dará seguridad y conocimiento de ese nuevo y amplio territorio vital.
Cualquier Robinson que se preste a naufragar en una isla desierta, comenzará  recorriendo la costa antes de adentrarse en el interior; o tal vez, opte por dirigirse al punto mas alto para averiguar si ha naufragado en una isla o en un continente; deberá también localizar alimento y agua dulce; buscará sombras y rincones para su resguardo, zonas de confort donde descansar, etc. Poco a poco se configura ese mapa territorial que inicialmente es mental y que le exigirá ser codificarlo en un dibujo para poder compartir o, por temor a olvidarlo. 
  Teseo, con la ayuda de Ariadna, confeccionó el mapa: la solución para asegurarse un retorno. Un laberinto representa lo “in-mapable”, lo no asequible a ser abstraído en formato “mapa” –(puestos a inventarme el término, escogeré “in-mapeable”, me resulta bastante más amable para el oído)–. El laberinto constituye una trampa que consiste en construir un lugar incómodo, de difícil asimilación, confuso y desorientador. A través de un recorrido ingeniado maléficamente, el tramposo, diseñará el laberinto para dirigir a su víctima a un punto de no retorno, llevándole a la locura y la desesperación.   
  La cuna fue esa isla desierta…; luego, de la habitación, se pasó al corredor y de éste a otras estancias que resultaron ser guaridas semejantes la suya. El comedor era un lugar de encuentros y rituales donde había una chimenea que albergaba un fuego totémico –un punto vital que siempre figura en los mapas–. Un mapa en el que distinguen zonas de confort de las zonas de inestabilidad; donde los pasillos son rutas entre las estancias; donde los puntos esenciales para encontrar agua y  alimento suelen ser los primeros en marcar; así como el cuarto de baño: también importante; etc. Es, la puerta principal de la casa, la que delimita los confines de la cuarta placenta. Si la tercera placenta fue la habitación y la segunda fue la cuna; a esa nueva esfera también se accede por el balcón  –un lugar marcado por por los padres como prohibido y peligroso–. Pero la curiosidad es potente, es un instinto que aprovechará cualquier oportunidad para explorar esa cuarta placenta situada fuera de los confines de la casa. La puerta del hogar le conduce al territorio vecinal donde el bebé conocerá la existencia de otras tribus ….
Se trata de el paso de una esfera a otra, de una sucesión de placentas que irá rompiendo para entrar en una de nivel superior. 
Distanciémonos ahora de empíricos y etimólogos. Una vez más usaré el comodín de la imaginación para desarrollar u nuevo “disparate”. Los primeros territorios vitales que la conciencia de cualquier ser humano explora e identifica, son esos otros cuerpos con los que comparte todos sus sentidos; donde calor corporal se funde con el suyo propio, y que es, un apéndice de su misma materia: es la primera placenta en la que habitó 36 semanas y que expande sus confines. Un mapa que es mamá, pero también es papá
Tenemos pues, un término “mapa” que contiene tanto a mamá como a papá: ¡Con “Ma” de mamá y con   “Pa” de papá tenemos la palabra “MAPA”!, el territorio corporal que es una extensión del propio cuerpo del bebé. Una trinidad que es, al mismo tiempo, territorial, material y espiritual. 
Ambos cuerpos (el de papá y mamá) son los primeros territorios que explorará el bebé. Tomará posesión de ellos, le otorgan  lo que necesita para sentirse  complacido. Un territorio corporal complaciente y placentero, en el que los senos de Mamá le alimentan al tiempo que le proporciona calor; así como su voz serena, con cánticos que le otorgan tranquilidad; otro cuerpo, el de papá, fuerte en este caso, rígido y peludo, con grandes manos de dedos gruesos y olor a nicotina que le transmiten seguridad; con su voz potente, en un vibrato ronco que auyenta a las fieras.

Teseo extendió el hilo de Ariadna, su particular cordón umbilical; en este caso “el mapa” fue “la acción”, la idea  para asegurarse un retorno al exterior del laberinto. El laberinto es como una placenta nada placentera, mas bien es incómoda y peligrosa. El laberinto representa  lo “in-mapeable” y lo no asequible a ser abstraído en forma de mapa: un lugar donde Teseo no está a salvo. El laberinto es una construcción humana, un diseño inexplorable ingeniado por una mente perversa. Un juego ideado para bloquear la orientación, edificado con un único material que conforma techos, muros y suelo. Una penumbra que no cambia, un infinito pasillo con repetitivos quiebros, perpendiculares todos ellos. Unanimidad visual  que no distingue rugosidades; a diferencia de la cueva, en la que todo es irregular y orgánico, donde no se repiten formas y contamos con elementos destacados que nos ayudan a conformar nuestro mapa. No existen en el laberinto formas individuales posibles: como una columna, una protuberancia en forma de tortuga, un cambio de altura del techo; contrariamente, en el laberinto todo es armonía negativa. Un sabio escultor vasco afirmó que “la simetría es el recurso de los tontos”. Situación muy similar a la del bebé que comienza a expandir el territorio de su propia cuna. Es un ejercicio que sabemos hacer, ya lo superamos la primera vez que lo nos pusimos en marcha; ahora bien, el laberinto elimina todos aquellos elementos que se necesitan para la elaboración de un mapa. Solo nos queda entonces extender aquel hilo de Ariadna.

Los pueblos precolombinos de los andes rendían culto al la “Pachamama” (Madre Tierra) o Mama Pacha, con ofrendas ceremoniales agrícolas y ganaderas. Otra vez presente el vocablo Mamá, pero también el de Pacha que no es padre, sino tierra en su sentido maternal.

Si analizamos como se producen los sonidos correspondientes a “mmm” y “ppp”, vemos que “m” se produce en el interior de nuestra cavidad bucal, completamente cerrada (metáfora de esa primera esfera que es la placenta); el fonema “pp”, en cambio, es una apertura a modo de liberación hacia el exterior de todo el aire contenido (materia) en el interior de esa esfera bucal.  Una extension, asimilable a un parto; donde la boca representaría el vientre materno; donde la materia, en este caso aire, se expulsa al exterior produciendo el acto del sonido “p”. El bebe asocia los términos mamá y papá, precisamente, a lo interior conocido, aquello que dejamos atrás; mientras que, lo exterior representa lo explorable: ¡una vez asimilada mamá, el siguiente paso es explorar a papá!

La ciencia, se empeña en ser empírica y nos invita constantemente a confiar en ella; la imaginación, contrariamente, es “dionisiaca” y disparatada, requiere que juguemos: es curativa y necesaria en estos tiempos que corren. Un juego imaginativo nos genera esperanza y bienestar, nos hace creer en una realidad reconfortante y esperanzadora, estimula nuestra fe, tanto en el mundo como en nosotros mismos, fe en el más allá y en la divinidad. 
Escribe Juan Arnau, en el último párrafo de la introducción de su libro “ Historia de la imaginación” : ... “el destino del mundo ya no depende de las interacciones físicas o de los procesos históricos sino, en un sentido más profundo, de los encuentros y desencuentros de ciertos símbolos y metáforas; una idea que fascinará a Borges”

Volvamos pues al mapa y dibujemos mentalmente uno de ellos. En los mapas ilustrativos de la narrativa occidental, suponemos una composición bicromática entre dos tipos de territorios, de agua y de tierra,– una vez más hace eco la ceremonia de la dualidad que ha marcado la trayectoria del pensamiento occidental desde el antiguo Egipto–. He comentado que es importante el instante en el que el bebé descubre el fuego en la chimenea de su hogar, el binomio fuego-hombre –todo un clásico para el antropólogo–. El fuego totémico que hace aparición en su vida, como lo hará también el viento y la lluvia. La tradición nos habla de los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire; todos ellos presentes en los mapas (dos en apariencia y dos en evidencia); el mar y la tierra se representan como manchas territoriales; lo otros dos llegaran más tarde en mapas más sofisticados, con la rosa de los vientos y los símbolos meteorológicos. Inicialmente, el hombre, aprendió a conocer la trayectoria solar, los vientos locales y a posicionarlos en sus mapas bajó símbolos codificados. 
A ese mapa primitivo que señala los elementos de una tierra desnuda de industria se le superpondrá una nueva capa con ciudades, con puentes, vías y carreteras; se pondrá nombres –en diversos idiomas– a esas localidades que irán incorporarse en los mapas; se dará nombre después a los continentes, a los mares y a las cordilleras. Los dibujos se vestirán con letras de oro y, con plásticos colores que delimitarán las naciones; se colocarán banderas y por colores se definirán los estados “conceptuales”, los pontificios, los republicanos y los democráticos.
Una de las diferencias entre el hombre de ayer y el de hoy, está: en que el hombre de ayer tatuaba su cuerpo y el de hoy lo hace sobre la tierra. El hombre de hoy, no se contentará únicamente con conocer el planeta al máximo, con recorrerlo y trazar su mapa “perfecto”; sino que, su instinto ambicioso le llevará, a troquelar, devastar y perforar la misma tierra, con minas, diques, canales, incendios y deforestaciones ,… 


 Se trata de un mapa personal que vamos confeccionando durante toda una vida; y que en un momento dado, nos es de suma utilidad para recobrar nuestro inicio; para, ya en la ancianidad, recuperar esos momentos de la infancia que nos serán vitales para afrontar el paso a otra vida de forma placentera.  Muchas culturas creen que se trata de prepararse para iniciar una nueva infancia en otra vida: para instalarnos en una nueva placenta.

Cuando el mapa alcanzó su mayoría de edad surgió la cartografía; el lienzo que pasó a ser papiro en el antiguo Egipto a convertirse en papel. El origen hay que buscarlo en el término griego “Charta” que significa “papel”, de modo que tenemos una diferencia sustancial entre “carta” y “mapa” en la que no merece apena extenderse, ni pararse en nombrar ejemplos. 

 Un sutil juego de contradicaciones lo encontramos en la actual lengua alemana, donde: “die Mappe” viene a significar “cartapacio” (donde las cartas pacen).Término que en castellano ha evolucionado a “carpeta” o, contenedor de cartas; generalmente, de material distinto al papel (Charta). Podía ser piel, también tela o lienzo; incluso, un papel grueso como el cartón, que es en definitiva lo que originalmente en griego arcaico se decía “mappa”.
Podríamos continuar esta especie de broma cabalística  asociando el termino “carpeta” con el sustantivo anglosajón “Karpett” (alfombra); lo que nos lleva a una  evidente relación entre una alfombra y una superficie extendida de piel o tela (mappa) que doblamos para alojar cartas en su interior.
….
…. continua este ensayo, como capítulo para un libro en el que estoy actualmente trabajando .
N.Boronat:  Munich, julio del 2020

viernes, 5 de junio de 2020

zapatos del revés.

                                        






A menudo juego a bucear en las fuentes primarias de mi conciencia. Rememorar sensaciones de la niñez es algo que con entrenamiento se puede lograr, dando por hecho que tales imágenes retornan algo adulteradas.
Hoy, mientras me duchaba (los 5 minutos de ducha matutina suponen mi puesta en marcha diaria: hay quienes se estimulan mejor con el primer café yo prefiero ponerme bajo la cafetera) el sonido uniforme y el frotar mi cuerpo desnudo estimulan la organización mental de lo que va a ser mi día, y muchos de los problemas (o soluciones) que planteo en los cuadros tienen lugar en esos 5 minutos de ducha.
Por algún motivo que desconozco, la ducha de hoy me ha traído la reflexión sobre “los zapatos del revés”. No se si correctamente de debe decir “al revés” o “del revés”, el caso es que la expresión “del revés es tal como yo la asimilé en la niñez,… –sobre ello llevo un buen rato meditando– . No he encontrado recuerdo ni sensaciones de haber experimentado eso en mí infancia; según mi madre, aprendí muy rápido a ser independiente en cuanto a las labores de aseo y parece que también fui precoz aprendiendo a atarme los cordones del zapato: ese detalle, se supone que tiernamente lo enseñan los padres a los hijos, o los abuelos a los nietos; ¿por qué motivo los zapatos de los niños llevaban cordones y los de las niñas hebilla?(destaco que provengo de la era anterior al velcro). El caso es que aquella actividad propia del boy-scout era algo que suponía un paso importante en la evolución individual: hasta la famosa serie canadiense “Caillou” dedicó un capítulo al aprendizaje de atar el cordón de los zapatos. Seguramente sea un tema interesante para  antropólogos y para los estudiosos de la teoría evolucionista.
Hay algo interesante en el niño que se calza los zapatos al revés; más sorprendente es aún la reacción de quienes le corrigen, generalmente con cierto tinte humillante. Humillante es la actitud que adopta el tirano corrector quien, en caso se ser otro niño, se burla justificando así su superioridad evolutiva frente a su víctima; como también está la actitud del adulto que corrige poniendo énfasis en la torpeza del menor. Tenemos una víctima en doble sentido: en la molestia física que provoca llevar  los zapatos equivocadamente y en la humillación a la que es sometido por su torpeza estética.
La sociedad nuestra ha creado unos estereotipos muy curiosos, donde las excentricidades (sinceras o fingidas) son tomadas como aportaciones de genialidad: situaciones como salir a la calle con las zapatillas de “ir por casa” o, colocarse el suéter con la etiqueta por fuera son síntomas asociados a la genialidad, incluso aportan cierto atractivo intelectual; contrariamente, a un niño se le tacha de torpe cuando calza sus zapatos al revés.
No recuerdo haber tenido la experiencia, como tampoco la recuerdo en mi hijo Marco, pero si con su hermano Mateo que en ocasiones llegaba de la guardería con los zapatos cambiados de lugar: si lo hacia en casa para salir a la calle, ahí estábamos los adultos para corregirlo; en cambio, cuando lo hacia el solo en el colegio llegaba a casa sin quejas, inmunizado al sufrimiento. ¿Me pregunto si eso formaba parte del juego?. Hay personas que sintiendo incomodidad tienden a adaptarse a ella; de ese tema los evolucionistas saben bastante. Parece que más que una torpeza se trata de un síntoma de superioridad, de adaptación a los problemas: como aquel lobo que, herido, se torna mucho mas agresivo y eficaz.
La incomodidad es un buen estimulante del progreso. Son muchos los entrenadores que utilizan técnicas basadas en la incomodidad: me viene a la memoria la imagen de Rocky Balboa entrenándose en un congelador de carnes; mientras su oponente, “Apollo”, lo hacía con un saco de boxeo en un gimnasio con todas las comodidades.
Mis mejores cuadros han sido resultado de las situaciones más incómodas: cuando la economía no me permitía disponer un estudio y pintaba en mi propio dormitorio; cuando  las pinturas las fabricaba yo mismo y usaba “cutres” pinceles de bricolaje  o; cuando cualquier objeto que manchara servía para dibujar; cuando las puertas y ventanas que encontraba en los contenedores servían de bastidores y soportes para mis cuadros; cuando descosía mis viejos pantalones vaqueros, para luego recoserlos nuevamente formando una superficie cuadrada para tensar al bastidor o; cuando compraba viejos sacos de semillas o café para luego tensar en aquellos marcos de ventana.
Me pregunto cuantos de aquellos pintores del “art povera” se calzaban los “zapatos del revés”.
    
                                                                                                                             
N.Boronat (Munich 5 junio 2020)

viernes, 3 de abril de 2020

La musa fantasma

…La Musa Fantasma.

Aristóteles nos dice que la imaginación es el fundamento del deseo. Siglos más tarde Schopenhauer se referirá a la voluntad como algo situado a un nivel superior a cualquier representación. Para las neurociencias serán las neuronas los elementos artífices de la imaginación, de tal modo que a mayor actividad neuronal  corresponde una mayor imaginación. Algo contrario a la visión aristotélica que  mantiene que la imaginación corresponde a una capacidad mental de abstraer los contenidos de lo sensible.
Por un lado sugiere que nuestra conducta es dirigida desde la imaginación. Nos activa la fuerza del deseo, ya sea consciente o inconsciente. Por lo tanto no está subordinada a la razón que siglos más tarde ofrecerá Descartes.
Los antiguos budistas, –igualmente Aristóteles–, no asociaron lo imaginario con lo irreal y lo fantasioso –de ello tomaron buena nota  Berkeley en el siglo XVIII y más tarde en el XX: William James, Bergson, Whitehead o Jung entre otros.
La idea basamental de Aristoteles pone de manifiesto que: “El pensamiento exige la contemplación, la visión de algún fantasma”. El hecho fundamental al que Aristóteles recurrirá en ocasiones es afirmar que “el alma nunca piensa sin fantasmas” , los cuales son producto de la imaginación
“En el alma no está la piedra sino la forma de la piedra, el fantasma, su imagen y representación, que ha sido “separada”, abstraída, del paisaje. Esto nos lleva hacia las conclusiones formales en la obra de Jorge Oteiza, que nos sitúa frente a una concepción completamente aristotélica del material escultórico: no es pues la piedra, la madera o el acero, quienes conforman el objeto escultórico; sino que más bien  suponen los elementos seccionadores y delimitadores de eso que el escultor vasco ha definido como “el vacío”. El material son cuchillos que nos acercan a  la verdadera escultura en su materia pura, –que ni siquiera es el propio aire–, tampoco es aquello que los griegos (órficos y pitagóricos) llamaron el éter ; sino la materia que constituye y da cuerpo a sustantivo “vacío”. Nos dirá  Otéiza que: una vez concebida la escultura se puede retirar su piel– léase material cortante (madera ,acero, chapa, piedra )– y lo que queda es el alma: la verdadera escultura. Es esencial que exista complicidad entre la escultura y el espectador –el verdadero artífice–, reconociéndola, terminándola con su imaginación,…,en definitiva, materializándola.

  (ETER _ atmósfera cósmica , la sustancia que llena las regiones puras externas, más allá de la atmósfera impura que rodea la Tierra, y que se extiende hasta la luna. En esa pura región moraba la divinidad y el éter mismo era considerado divino. Para Eurípides  era a veces la residencia de Zeus y en ocasiones Zeus mismo.. Quienes consideraban que el alma era inmortal la concebían como una chispa de éter que, cuando fuera liberada, volvería a reunirse con la sustancia a la que pertenecía originalmente. Eurípides afirma que el entendimiento del difunto se sumergirá en el “éter inmortal”. Virgilio afirmará que : “hay tantas estrellas como almas y su morada visible es la vía láctea”. Mucho más tarde el matemático y filósofo Alfred N. Whitehead dirá que son “huertos de valores”. A su alrededor crecerán la vida y los valores, que son el producto más refinado de la evolución cósmica) (notas extraídas de "Historia de la Imaginación . Juan Arnau)
Se resuelve así el misterio del arte con la participación de quien contempla la obra; porque es quien la concluye mediante la imaginación apropiándose  como partícipe y también como artífice. El escultor –o el pintor– fue esa especie de  chamán –o de médium– que la puso en el mundo: ahí terminó su labor. La obra inicia en ese instante su andadura y requiere de ser contemplada para evidenciarse como alma, como algo apto de ser imaginado. Una no-escultura es un alma muerta, inerte, es una alma que no puede ser contemplada.
Otéiza nos deja el alma de sus esculturas para que sea  el espectador quien las concluya con su contemplación –o imaginación–. Pero ese lugar, ese alma, requieren de unos indicadores; las chapas de acero cor-ten configuran ese andamio sobre el cual se edifica la auténtica escultura. Se puede establecer como el material tangible –de segundo orden– que nos demarca el alma de la escultura –correspondiendo esta a lo que seria el de primer orden–, algo así como el “polvo de estrellas” que intuye la silueta del hombre invisible.
Aquí, es obligado hacer alusión a  la teoría especiográfica del pintor Ignacio Escobar, según la cual : Especiografía corresponde a la acción de dibujar con la mirada. Encontramos cierta analogía del término “mirada “ con el de “imaginación”. 
En la rutina diaria trazamos infinidad de vectores y de parábolas, así como pre-dibujamos con la mente movimientos que hacen que nos anticipemos a los accidentes, (imaginamos). Si nos saltamos un semáforo en rojo, podemos anticipar con precisión el lugar del impacto contra otro vehículo que circula perpendicularmente a nosotros, además de hacerlo con distinta velocidad. Nuestra imaginación realiza esos cálculos y nos aconseja la redución, aceleración, incluso  alterar el rumbo para evitar la colisión. El jugador de tenis tampoco acude frontalmente a golpear la pelota que le ha enviado su oponente. La imaginación le indicará como llegar puntual a su cita, realizando ésta los cálculos que le indican que debe desplazarse lateralmente y hacia un punto concreto a pocos metros. La imaginación ha calculado la trayectoria parabólica; así como la velocidad de la pelota a escasos metros de haber sido despedida desde el oponente. Cálculos que la mente ha debido realizar correctamente para dar esa orden que nos desplace al destino y, hacerlo justo antes que se produzca el segundo bote. 
Dibujar con la mirada: es ese el ejercicio que realiza nuestra mente cuando observamos las lineas discontinuas o incompletas de cualquier dibujo. Nuestra imaginación remata la faena concluyendo el dibujo. La pintura impresionista es un claro ejemplo de ello;  se puede aplicar tanto a lineas como planos de color. Es entonces nuestra mirada la que pone en orden todos esos planos poligonales de color, ofreciéndonos unas perfectas manzanas del cuadro de Cézanne; añadiendo además, las pinceladas intermedias de color que unifican los tonos que dio el maestro, dando vida y haciendo comestibles aquellas manzanas. Todo ello lo realiza quien contempla el cuadro; por supuesto, requiere un nivel de imaginación, de instrucción a los códigos de la pintura propia de Cèzane y– por supuesto también que de vocación por la pintura–.
Es muy importante reconocer que: tan necesaria es la destreza del pintor, como un cierto entrenamiento imaginativo por parte del espectador.
 Borges dijo que “el poeta es un ser que juega con las palabras y con los símbolos, y que ademas se reconforta de ello”. Es precisamente ese el secreto de la fascinación que emana de la obra de arte. El ser humano necesita del juego y lo requiere durante toda su vida. Los juguetes de van adaptando a las edades y ese magnetismo que genera ciertas  obras de arte es la píldora que nos invita al juego. Al juego de la mirada en este caso, a la contemplación activa,… en definitiva, a dar las últimas pinceladas con nuestra imaginación.

Ese es, a mi juicio, el handicap al que se enfrenta la fotografía: la cual, ante la aparente presentación “real” de sus imágenes, poco margen de juego ofrece,– al menos sometiéndola a los códigos de la pintura–. El espectador de fotografías deberá indagar en otro código para que se produzca el hechizo. La fotografía en blanco y negro atráe, entre otras cosas, porque nos hace jugar invitándonos a colorearla, a imaginarla y a completarla. El desenfoque provocado y la imagen movida también a conciencia, ofrecen similares reglas de juego. Si el espectador accede a la herramienta, si toca la tecla correcta,  podrá participar activamente y, como bien decía Borges: –“se complacerá con ello”–. La complacencia y el deseo no son más que vías hacia la felicidad  y la obra de arte es una excelente vía.
                                 Nani Boronat ( Munich, 3 abril 2020)

sábado, 20 de abril de 2019

un poco de... EUTANASIA por favor!!!....

Un poco de ....EUTANASIA POR FAVOR…!!! (Nani Boronat)


Eso que llamaron Arte contemporáneo concluyó en los 80 , al menos así debió haber sido. No se entiende bien el interés por mantener enchufada la máquina a un sistema que bebía haber concluido con dignidad. Todos estos años, se ha estado alimentando bajo un único criterio que justifica su prolongada existencia: el dinero.



Las Vanguardias del primer tercio del XX fueron breves (apenas una década), lo suficientemente cortas como para aplicar su coherencia dando respuestas a una sociedad en un periodo concreto de la historia . Eran respuestas sociales y culturales a una situación concreta; al igual que lo fue el periodo que arrancó en 1964 con la exposición de las “Campbell” y “Brillo” de Warhol, iniciando con ello el periodo “contemporáneo”. En un finales de los 60,  con una corriente que evolucionó muy rápidamente hasta sus consecuencias mas brutales con el accionismo vienés, o la escuela de Dusseldorf con Beauys a la cabeza . Era el “mayo 68”, las revueltas en Paris y Berkeley que anunciaban tiempos muy dinámicos, las revoluciones sociales que se propagaban por gran parte del planeta. A mediados de los años 70 ya estaba prácticamente todo dicho. Joseph Beauys no se cansaba de enfrentarse a los académicos, a los políticos y demás contrincantes intelectuales  en cualquier escenario, al tiempo que gestionaba su vida familiar con su salario de profesor. Sin embargo, es hoy 40-50 años después, cuando Marina Abramovich sigue alimentando aquel cadáver con sus “confortables” acciones esponsorizadas ; y está claro que el circo necesita nuevos bufones, aunque la función ha terminado.

El arte contemporáneo  fue una manifestación prolongada  paralelamente a la guerra fría,  una lucha bélica entre dos modelos ideológicos completamente antagónicos. Y cuando, en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989, cayó el "muro  de Berlín", cayó solamente uno de los dos contrincantes. El discurso en esencia debió haber terminado, muerto uno de los dialogantes, la conversión concluye . Pero apareció otro actor en escena – $– , construyendo un palacio de oro para que el dialogante-superviviente continuase con su monólogo; surgió  una gran corte de lacayos y cortesanos que aplaudían cada vez que éste abría la boca. Muchos no sabían, ni que significaba lo que se decía  y, probablemente, aquel “mono-dialogante” tampoco: se le pagaba para que continuase balbuceando. Era el boom del arte especulativo. No importaba como fuese cuando el fin único era llamar la atención:  presentar algo que a nadie se le hubiera ocurrido. La novedad se convirtió así en el único criterio de valor; no importaba si, técnica o estéticamente,  una pieza estaba bien resuelta. Lo importante era ser el primero en usar tal o cual material “NOVEDOSO”, o en aplicarle un discurso que hasta ahora nadie había aplicado. Se trataba pues de llegar –sin importar los costes– a ser “el más popular de el instituto”.POPULARIDAD, fue esta la gran herencia de la “contemporneidad” :  "que se hable de mí, aunque sea mal”!!! .
Al tránsito del renacimiento  al barroco, al menos en Italia, se bautizó como “MANIERISMO”:  un a la manera de... , imitar a los mas grandes  del periodo anterior, pero con las contiendas, temas y búsquedas que planteaba  aquella actualidad. Hoy, se añade la preposición “pos” y “ancha es castilla”, tan poca autenticidad y categoría posee la criatura que no somos capaces de encontrarle un nombre, tal vez porque lleva décadas siendo feto, estamos ante un embarazo eternamente prolongado, parece que interesa que siga siendo embrión, porque en el momento que se presente al mundo tengamos que aceptar todos su gran mentira .
       ( Nani Boronat ; Munich 20 de abril ,2019)

domingo, 19 de junio de 2016



¿Pintar para vivir o vivir para pinta
Siendo joven uno se plantea ingenuos objetivos y metas tales como :"vivir de la pintura". Hoy ,contrariamente pienso que mejor es: "vivir para pintar"  , mejor es comer, es dormir ,trabajar ,leer , jugar conversar ,disfrutar,… ,acostar a nuestros hijos y a partir de entonces las 9 de la noche en el mejor de los casos vestirnos con el mono de pintor  , luego conforme los hijos van creciendo ese tiempo de pintar se irá dilatando.
 He tardado 45 años  en darme cuenta de este pequeño detalle y pienso ahora que tampoco voy tan mal encaminado, la prueba está en que cada día  pinto mejor, lo creo ciertamente , a pesar que ahora son las dioptrías quienes me están empezando a traicionar . Siempre hay que contar con rivales y está claro que cada periodo tiene los suyos. Que pinto mejor no es otra ingenuidad de las mías , ya tengo bastantes y empiezo a reconocerlas , es realmente que lo creo así y muchos sabéis que ,como crítico no soy fácil de seducir. Recuerdo con simpatía cuando pretendía pintar y esculpir para con ello poder vivir ,poder comprar cosas y hasta poder soñar con  una hipoteca como la mayoría , entonces  ninguno  queríamos ser eso de "bichos raros" y no solo yo estaba cegado por aquellas ingenuidades  de  juventud  esa que para muchos se hace eterna, adiestrado también  por esas ideas y estereotipos que la situación social y cultural de entonces nos tenía tatuados en la  mentes , lo que llamabámos  políticamente correcto , expresión que en estos días    ha mutado a políticamente corrupto .
Hemos tenido esta semana la compañía de dos estudiantes rumanos , se buscaban familias de acogida por un programa de intercambio en el colegio de nuestros hijos y ofrecimos una habitación que tenemos libre , el caso es que resultados ser Diana y Adrian , dos estudiantes del llamado Bachillerato artístico , ambos pretenden entrar en la facultad de Bellas artes el próximo curso . Regalo del destino para un servidor , interesantes ratos de conversación abajo en mi estudio con ellos , les mostré mi trabajo , conversamos , preguntamos y así me dieron la llave para darme cuenta de todo esto , parece ser no entendieron muy bien cuando se lo comenté como consejo Vivir para pintar , no pretendáis que sea la pintura la que os de de comer nunca estaréis satisfechos con vuestra comida, y es más importante comer , beber ,dormir disfrutar  y jugar , solo así pintareis bien y a gusto. 
La pintura es la gran puta de las artes , no el pintor

"La mas puta de todas  las señoras o la mas señora de todas las putas como dice la canción"

martes, 16 de febrero de 2016

         Son crónicas , son dibujos ,de un pintor , de un pensador, dibujante y vividor, bebedor y soldado, marinero de mares y carroñero de materiales, alicatador y bombero, degustador y disgustado, observador y conservador…de obras de arte, cuentista y cuentacuentista, culpable e idiota  ridículo y brillante, domador y dominado, animal e inanimado –que no desanimado–, todo eso y mucho más siempre entrando a bayoneta calada , armado de tinta y pigmento hasta los dientes. Un mercenario huérfano de ideología , un dibujante sin temas ni mucho menos gloria , un transhumante sin camino, un humano sin destino, el eterno atrincherado.
         La trinchera no la siento como un refugio ,al contrario, no dispongo de estudio, de ese espacio que muchos entienden como santuario en el que descansa y se pudre toda nuestra producción ,trabajo donde vivo , mi actual vivienda es un estudio con cama y con cocina , ayer fue un cuarto , ¿mañana? , ¿quien sabe? , ¿tal vez un palacio?. Siento vértigo de pensarme atado a un lugar , mi santuario está en mi cabeza , mis obras repartidas por lugares de los que ya ni me acuerdo. Con el tiempo, uno se da cuenta de que no necesita mas que una cabeza cargada de impresiones y ,también de ilusiones , dos manos y unas pocas herramientas que entrarían en la mochila de un soldado. Sólo pido una cosa , una trinchera cada día en la que extender mi blog y crear hasta que nuevamente suene la voz de alarma que anuncia una nueva  batalla , y , mañana ,…de nuevo en la trinchera.